La
evolución del clima a lo largo de la historia del planeta Los
cambios que se han producido a lo largo de la historia de la Tierra han
repercutido en la evolución del clima. Un dato muy destacado es la temperatura
media del planeta a lo largo de su historia. Evolución de la temperatura media a lo largo de la historia de la
Tierra Durante
los primeros cientos de millones de años la superficie del planeta era una
masa viscosa, burbujeante e incandescente, con algunos sectores parcialmente
solidificados, en el que abundaban los cráteres, era incompatible con la
vida. La atmósfera primitiva tenía una composición química muy diferente de
la actual y contenía gases sulfurosos con abundantes partículas sólidas. También
se producían tormentas eléctricas y temperaturas muy altas en las capas más
bajas cuya fuente principal de calor era el sustrato del planeta. Después de
este primer período cálido, aparece
una etapa muy fría. Los primeros rasgos de origen glaciario
se sitúan entre los 2.700 y 2.300 millones de años. Para algunos científicos,
esta primera glaciación afectó gran parte de la Tierra y pudo deberse al
aumento de oxígeno originado por las bacterias primitivas que en ella se
formaron.
El
Triásico (entre 245 y 208 millones de años atrás), primer período del
Mesozoico, estuvo caracterizado por un clima cálido y árido al interior de
Pangea, continente único y compacto rodeado de un único océano, Panthalasa. Hacia el final del Triásico, el supercontinente Pangea comenzó a fracturarse, separando
América del Sur y África a través de procesos de vulcanismo masivo y
generación de suelo oceánico. Los gases expulsados durante la creación de
este suelo oceánico provocaron profundos cambios en la composición
atmosférica, asociados con lluvias ácidas. Todos estos cambios introdujeron
modificaciones drásticas en el medio ambiente. La
progresiva ruptura de Pangea provocó un clima global más húmedo durante todo
el Jurásico (entre 208 y 146 millones de años atrás). El nivel del mar
ascendió, ingresando en antiguas áreas emergidas. Los mares y océanos
perdieron profundidad y ganaron extensión. Estas áreas inundadas
contribuyeron a una mayor humedad del aire y un clima global más cálido. El Cretácico
(entre 145 y 65 millones de años atrás), estuvo caracterizado por un clima
similar al Jurásico, húmedo y cálido, propicio para generar una vegetación exhuberante y la diversificación de los reptiles. Unos
100 millones de años atrás, la temperatura media de la superficie del planeta
se postula que era entre 6ºC y 12ºC mayor que la actual. Las aguas árticas
tendrían una temperatura media de entre 15 ºC y 20 ºC. Al final del Cretácico (entre 80 y 65 millones de
años atrés) la concentración de CO2 atmosférico
disminuyó considerablemente y simultáneamente se produjo una regresión global
del mar quedejaron vastas extensiones lacustres. En
este paisaje de lagos y marismas de aguas someras fueron frecuentes los sepultamientos de enormes concentraciones de materia
orgánica que bajaron notablemente el CO2 a nivel atmosférico. El clima se
enfrió y en la transición del Cretácico al Terciario se produjo una extinción
masiva de especies marinas y terrestres. Durante el
Cenozoico se produjeron diversas fluctuaciones climáticas. Desde un clima
cálido inicial, sin mantos de hielo, a un clima frío final, con glaciaciones
cíclicas durante los últimos dos millones de años. El enfriamiento fue
acompañado por una pérdida de CO2 atmosférico. El decrecimiento de la temperatura
no fue uniforme en el tiempo: hubo picos como el enfriamiento de hace 34
millones de años y el de hace 23 millones de años. También se registraron
períodos más cálidos, por ejemplo, hace 55 millones de años. Durante el
Paleoceno (entre 65 y 54 millones de años atrás), el clima fue semejante al
de algunas épocas muy cálidas del Cretácico. El Ártico tenía una extensión
menor que la actual ya que el agua del mar estaba varios grados más caliente.
Luego de un pico de calor, al final del Paleoceno, la temperatura disminuyó,
pero se mantuvo alta durante toda la primera parte del Eoceno, hasta hace
unos 40 millones de años. Posteriormente, la tendencia térmica se invierte y
las temperaturas bajaron. Durante todo lo que resta del Eoceno, en casi toda
Europa y Asia, el clima fue más frío y seco. A partir
del Oligoceno, se desarrolla un período frío que llega al presente, en el
cual durante todo el año hay hielo en los polos. Uno de los datos más
significativos de esta tendencia es la evolución de la temperatura del agua
oceánica. Hace unos 50 millones de años era de 12ºC y hace 35 millones de
años (al final del Eoceno) era solamente de 6ºC. La
Antártida permaneció libre de hielo hasta hace unos 35 millones de años, en
el Oligoceno. Hasta entonces quedaba casi unida a América del Sur y a
Australia por mares someros. El estudio del registro geológico señala que el
Oligoceno finaliza con un evento de calentamiento, hace unos 25 millones de
años, con un ascenso del nivel del mar. La primera
parte del Mioceno conserva el alto nivel de temperaturas. Luego, un
enfriamiento produjo el aumento de hielo en la Antártida, lo que originó una
brusca bajada del nivel del mar. Después de este corto pico inicial de frío,
las temperaturas subieron y se mantienen más altas que las del Oligoceno
durante toda la primera mitad del Mioceno. El volumen de los hielos de la
Antártida vuelve a disminuir y se eleva el nivel medio de los océanos. Los
fósiles oceánicos y continentales indican que la temperatura en las latitudes
medias era 6ºC superior a la actual. La segunda
parte del Mioceno (hace unos 14 millones de años), se caracteriza por un
enfriamiento brusco entre los 14,2 y 13,8 millones de años atrás. Por ello el
hielo continental aumenta en la Antártida. Al final del Mioceno, entre siete
y cinco millones de años atrás, un manto glacial cubre el continente austral
y Groenlandia. Otro hecho climático importante que acompaña este enfriamiento
final, es el aumento de la aridez en vastas regiones de Asia y África,
fenómeno más relevante del Plioceno. El
Terciario acaba en el período Plioceno, entre 5,4 y dos millomes
de años atrás. El clima del Plioceno fue en su mayor parte notablemente más
cálido que el actual, registrándose un máximo térmico coincidente con un
incremento del CO2 entre cinco y tres millones de años atrás. El nivel de los
mares se elevó entonces unos treinta metros por encima de la cota actual. El
clima en el Mediterráneo era más cálido, con 5ºC de temperatura invernal por
encima de la actual. Durante cortos y sucesivos períodos fríos empezó a
acumularse hielo en el norte de América y de Europa. La variabilidad del
clima se agudizó. Otro cambio climático importante del Plioceno fue que el
clima de África Oriental se hizo más árido, lo que provocó importantes
cambios ambientales, lo que pudo haber sido un catalizador en la evolución de
los homínidos. El clima
previo a los últimos dos millones de años fue principalmente más cálido que
hoy, factor asociado con altas concentraciones de CO2. Esta situación tiene
ciertas similitudes con lo que ocurre actualmente y su análisis puede ser muy
importante para la anticipación de cambios futuros. El Cuaternario, el
período que le sigue, es un lapso caracterizado por la inestabilidad
climática y por abruptos cambios ambientales, que afectaron con variable
rigor distintas áreas del planeta. La última
glaciación está caracterizada por tres descensos bruscos del nivel del mar,
que tuvieron lugar hace 115.000 años, 85.000 años y 30.000 años. Los últimos
430.000 años del Cuaternario está caracterizado por ciclos de glaciaciones y deglaciaciones de gran amplitud, así como también por
otros cambios climáticos importantes. Una proporción de este tiempo, cercana
al 20%, fue ocupada por períodos interglaciales
cálidos, los que duraron entre 10 y 30.000 años. En el
hemisferio norte la glaciación implicó un enorme cambio paisajístico. Durante
los estadios más fríos, los mantos de hielo y el suelo congelado (permafrost)
se extendieron durante todo el año por amplísimas áreas de América del Norte
y Eurasia. La cota más baja de las nieves perpetuas de los sistemas
montañosos se encontraban 900 metros debajo de la
actual. En el
hemisferio sur, el aumento del hielo continental no fue tan importante. En la
Antártida, el volumen del hielo durante la última glaciación no era muy
diferente del actual. En los Andes australes y en la Patagonia las nieves
perpetuas descendieron unos 1.000 metros. El
comienzo de la deglaciación en el hemisferio norte
se inició entre 20.000 y 18.000 años atrás y finalizó hace ocho mil años,
alcanzando las áreas de glaciares una dimensión cercana a la actual. Hace
12.900 años el clima europeo nuevamente entró en un período de frío que acabó
hace 11.600 años, cuando se produjo la subida térmica definitiva. Se presume
que la temperatura media de la superficie de la Tierra durante el Holoceno ha
estado entre 14ºC y 15ºC, a excepción de algunos períodos cortos de
enfriamiento, como el episodio de enfriamiento brusco hace 8.200 años. A
nivel global, las oscilaciones han sido del orden de 1ºC ó
2ºC. La
evolución del clima planetario no ha sido lineal. Según las teorías que nos
permiten reconstruir los estados climáticos del pasado, han pasado períodos
en los que la Tierra estuvo casi completamente congelada hasta períodos de
altas temperaturas en todo el globo. El Mioceno temprano a medio, por
ejemplo, fue uno de los períodos más cálidos durante el Cenozoico. En tiempos
más recientes se destaca que, sobre la base de estudios efectuados en el
glaciar de Huascarán (Sudamérica), hace 10.000 años
las temperaturas fueron superiores a las actuales, en tanto hace 5000 años
las temperaturas parecen haber sido tan cálidas como las actuales. Según el
IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, 2007), en la
actualidad, se asiste a un período en el que la temperatura media de nuestro
planeta está en aumento, aumenta la velocidad con la que se derriten los
hielos y nieves y aumentan las temperaturas oceánicas. Este fenómeno se
conoce como calentamiento global. |